El mundo laboral

Un cliente que tuve me repetía todo el tiempo que «los buenos nunca están desocupados». Pero, yo creería que es mucho más propicio decir que «los buenos no tienen por qué estar desocupados». Es evidente que existe gente talentosa y preparada que ha tenido que enfrentarse a un mundo laboral de pocas oportunidades y garantías nulas. En otras palabras, lamentablemente, no todos los que anhelan superarse con ayuda de un empleo o un trabajo digno, obtienen esa bendición.

En mi caso, vivo agradecido con mi padre porque, como parte de sus lecciones valiosas, siempre me dejó claro que en el mundo laboral la mejor opción era la independencia. Así que desde niño aprendí que debía ingeniármela para generar ingresos, administrar mi tiempo y conseguir el estilo de vida que deseaba ¡Y valió la pena! ¿Fue difícil? Por supuesto ¿Requirió de sacrificios? Claro que sí. Hace 20 años, ser independiente significaba ser tachado de «rebuscador» y no de emprendedor.

Sin embargo, también quemé mi etapa de trabajar para otros, y debo decir que, si bien es complicada, la subordinación es constructiva en la medida en que uno sepa interpretarla. Ser empleado implica someterse con buena actitud, respeto, compromiso, honestidad y empatía para trabajar en equipo de manera articulada y cumplir objetivos. Esto, sin desconocer que las circunstancias a veces no son las mejores, que el ambiente puede tornarse tensionante y que el mercado laboral en Colombia no se da de la mejor forma.

Un panorama complejo

No hace mucho leí un artículo de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes en el que mencionaban cuatro aspectos que evidencian el mal funcionamiento del mercado laboral en el país. Las altas tasas de desempleo; la prevalencia de la informalidad; la concentración desproporcionada del empleo en microempresas y en trabajadores por cuenta propia; y la desigualdad, sobre todo respecto a mujeres y jóvenes.

Hay cifras contundentes que corroboran lo anterior. Por ejemplo, según el DANE, para el mes de agosto de este año, la tasa de desempleo en Colombia fue del 10,6%. Específicamente, durante junio-agosto, hubo un 8,9% de hombres desempleados. Mientras que, en el caso de las mujeres, esta tasa se ubicó en un 13,8%. Por lo tanto, está claro que las condiciones no son las mismas en cuanto a los grupos demográficos.

El reto de crear empresa

Ahora bien, hay quienes tienen codificado en su ADN y en su manera de entender la vida que quieren servir, emplearse y lograr estabilidad de esa manera. Pero también están lo que esperan liderar, dirigir, crear… Y considero que ambas opciones están bien porque así funciona el sistema. Además de ser independiente, un día decidí enfrentar un reto aun mayor: la creación de empresa. Poner sobre mis hombros la responsabilidad de generar los ingresos necesarios para mejorar la economía de un grupo de personas que se ha convertido en mi equipo.

El ser jefe significa cumplir con las responsabilidades salariales. Significa entender que la gente, por mucha vocación que tenga, necesita y merece su pago a tiempo, pues ha trabajado para ello. En ese orden de ideas, cuando se logra esa articulación entre condiciones favorables para los trabajadores y labores cumplidas de manera óptima, el mundo laboral es visto desde una perspectiva más amable. Si el equipo entiende que el efecto mariposa es una realidad, que una acción pequeña genera grandes consecuencias, los resultados serán positivos.

Finalmente, creo que es necesario que las condiciones laborales en Colombia mejoren. Hay millones de personas talentosas y preparadas que no tienen por qué estar desocupadas. Por ende, el Estado y el Gobierno están en la obligación de abrir nuevos espacios e idear proyectos para disminuir la tasa de desempleo. Así mismo, deben apoyar a los emprendedores, quienes también pueden contribuir con la generación de empleo y oportunidades. Es fundamental que las personas obtengan un trabajo decente de acuerdo a sus capacidades, y que puedan conseguir tranquilidad y estabilidad financiera a partir del mismo.