La comunicación: el elemento clave de las campañas políticas

Aunque muchos dirigentes han demostrado ser nefastos a la hora de gobernar, la historia ha dejado claro que, con un buen mensaje, es posible convencer a las masas de mantener a estos hombres en el poder. Así de influyente e impactante es la comunicación.

Pero, ¿tan fácil es conectar con un público? Está claro que la comunicación es inherente al ser humano e influye en todos los ámbitos de la vida, sin embargo, esto no significa que cualquier mensaje genere los resultados que se buscan. Comunicar es una ciencia, y es necesario aprender a diferenciar sus tipos y tener claro en qué momento utilizar cada uno de ellos.

En campañas, la esencia del emisor, en este caso, del candidato, siempre debe estar sujeta a lo que las audiencias necesitan y desean escuchar. Los mensajes políticos, más que extensos, deben ser simples y concretos; entre más sencillos, mayor alcance tendrán. Hay que tener en cuenta que las personas siempre tomarán una posición frente a cualquier candidato, y de la comunicación depende la cantidad de seguidores u opositores que se obtengan en el proceso.

Comunicar es la única manera en que una campaña puede impactar en la sociedad, por ende, un mensaje que pasa desapercibido solo es un intento fallido de comunicación, y por supuesto, conduce al fracaso.

Trabajar como consultor político, sin duda, me ha permitido entender que el éxito de una campaña depende, en un 50%, de la buena comunicación. Si bien el objetivo de los mensajes es conectar con las masas, también debe tenerse en cuenta que todo el esfuerzo peligra cuando la comunicación interna no fluye de la manera correcta. En otras palabras, mantener un buen flujo de información entre el equipo de trabajo es tan determinante como utilizar las palabras correctas para asegurar o conseguir la victoria.

La comunicación es un arte tan amplio que, incluso, está presente sin la emisión de una sola palabra. Todos los movimientos, actitudes, gestos y hasta silencios que se evidencian, tienen algo por decir a la audiencia. Finalmente, no se trata de lo que un candidato dice que es, sino del concepto que los demás terminan construyendo de él a partir de todo lo que transmite y muestra.

Entender que esta acción es un arte no es complicado, lo complejo es contar con el talento para emplearlo como se debe, cosa que, afortunadamente, no todos poseen, pues tener el don de transmitir mensajes de manera estratégica y adecuada es tan poderoso como peligroso. ¿Cuántas sectas y fanatismos no han surgido a partir de la emisión de un mensaje llamativo y persuasivo?

En conclusión, las posibilidades de perder o ganar una contienda electoral están trazadas, en gran parte, por la comunicación. Así como muchos han obtenido grandes resultados gracias a la construcción de un mensaje contundente, otros han condenado su imagen tras gritar a los cuatro vientos las palabras equivocadas, ignorando que la comunicación es una ciencia, y una ciencia no se toma a la ligera, requiere de estudio, análisis y conocimiento para saber cómo y cuándo llevarla a cabo.