Planeación: el as bajo la manga

«Negar la planificación es negar la posibilidad de elegir el futuro, es aceptarlo como sea».

Matus

El tiempo me ha enseñado que hay situaciones en la vida a las que es imposible anteponerse, y que ciertas circunstancias nos sacan de nuestra zona de confort para retarnos. Pero, también me ha dejado claro que hacer de la improvisación un hábito significa poner en riesgo nuestros objetivos. Tal y como aquellos que deben labrar la tierra para sembrar y obtener resultados, cualquier persona con la intención de cumplir sus sueños, necesita una dosis de planeación para materializarlos. Proyectarse no solo significa tener claro qué queremos ser, también implica pensar en qué hacer para lograrlo.

La planeación es el mecanismo perfecto para ejecutar cualquier proyecto de vida. En otras palabras, es construir un paso a paso a corto, mediano y largo plazo para alcanzar el éxito. Más allá de ser importante ¡es necesaria! Y cuando somos conscientes de ello, los resultados suelen ser positivos. Todo lo que se planea nos permite mantenernos un paso adelante, incluso, ante las situaciones inesperadas, disminuyendo así, en gran medida, nuestro margen de error.

La planeación en el marketing político

En Política, Planificación y Gobierno, el economista Carlos Matus dijo: «Si planificar es sinónimo de conducir conscientemente, entonces no existe alternativa a la planificación. O planificamos o somos esclavos de la circunstancia». Aunque no se puede tener el control absoluto en medio de ningún proceso, los resultados pueden jugar mucho más a nuestro favor cuando hay planes y estrategia de por medio. En el marketing político, por ejemplo, la planeación es fundamental para entender qué se debe lograr y qué hace falta para conseguirlo. En este proceso, se miden los tiempos para potencializar las fortalezas, mitigar las debilidades, aprovechar las oportunidades y blindar las amenazas.

Con planeación, los equipos de trabajo se articulan de mejor forma para cumplir funciones específicas que los conducen hacia un mismo objetivo. Sin lugar a dudas, las posibilidades de triunfo son mucho más grandes cuando se organiza y se construye un plan de acción. Ahora bien, hay que dejar claro que en campañas políticas la planeación no se da de manera cuadriculada, pues muchos factores externos impiden tener claridad del día a día. Durante un cierre de campaña, por mencionar un caso, situaciones totalmente ajenas a lo que se tenía previsto pueden presentarse. Y, en ese sentido, hasta tener claro que no siempre habrá respuesta correcta para todo, también hace parte del proceso de planear.