La necesidad de la inversión en un país

Cuando los recursos públicos se destinan a proyectos que realmente van acorde a las necesidades de un territorio, sin duda, el desarrollo social, económico y ambiental comienza a notarse. Pero, cuando los procesos no se llevan a cabo de la manera adecuada, el dinero utilizado solo significa una cosa: despilfarro. Si bien la necesidad de la inversión es indiscutible, hay que tener claro que existe una diferencia muy marcada entre invertir y gastar.


El Gobierno, sí o sí, debe ser consciente de la realidad en la que viven las personas. Si los que tienen el poder de administrar los recursos públicos no tienen una radiografía real del panorama al que se enfrentan las comunidades en su día a día, la inversión no generará mayor impacto. Por lo tanto, el objetivo, que siempre irá encaminado a mitigar y erradicar problemáticas, no se logrará.


Invertir implica darle un giro a cualquier situación que se tenga prevista. Así que, cuando hablamos de inversión financiera, por supuesto que nos referimos a utilizar el dinero en un proceso específico para transformarlo. Hacer una inversión en escenarios deportivos, por ejemplo, en un corregimiento donde los jóvenes están desocupados y están generando problemáticas dentro de la comunidad, puede representar un cambio positivo. Contar con un espacio de sano esparcimiento, recreación y deporte, podría contribuir con el fomento de la disciplina, el trabajo en equipo, el respeto y las buenas conductas. Esto, si existe un acompañamiento oportuno por parte de la institucionalidad y de las personas del sector.

Inversión y planeación


Lamentablemente, en muchas partes del país se destinan recursos económicos a poblaciones, pero el dinero no termina invirtiéndose de la manera correcta. Por eso vemos casos de colegios que se proyectaron con una infraestructura para recibir a 3.000 estudiantes, aunque en realidad la demanda estudiantil no supere los 300. Entonces ¿Qué debe tener en cuenta un gobierno para invertir? ¡La realidad de la gente! Si bien hay que invertir cada vez más, también hay que priorizar los temas entendiendo la vocación territorial. Es decir, si un municipio tiene vocación turística, es fundamental desarrollar anclas que potencialicen dicha temática.

La planeación es fundamental a la hora de designar recursos para una causa. Realizar un estudio y análisis del entorno les permitirá a los gobernantes tener claro hacia dónde dirigir el dinero, qué hacer, cómo hacerlo. Y, lo más importante, además sabrán a quiénes beneficiar con este. Por otra parte, no podemos desconocer que la buena gestión también puede marcar un antes y un después a la hora de mejorar las condiciones de vida de la gente.

Cuando los líderes, en lugar de protagonizar escándalos de corrupción, se enfoquen en suplir las necesidades de la sociedad, la historia será otra. Es necesario que busquen alianzas significativas para obtener más recursos. De igual forma, es fundamental que adelanten proyectos en busca del desarrollo sostenible. Así, los efectos positivos comenzarán a evidenciarse en la educación, la salud, la infraestructura, el medio ambiente y, por supuesto, en la misma economía.


Un país nunca podrá progresar si no dimensiona la necesidad de la inversión. El Gobierno debe preocuparse por destinar dinero para impactar en la población de tal modo que esta pueda obtener mejores condiciones de vida, mayores oportunidades para surgir y escenarios más propicios para aportar al desarrollo del territorio.